Mi nombre es Allana y soy una amante de los gatos…son parte de mi vida… ¡me hacen feliz! Tienen una magia y una energía, que solo las personas que los tienen, me pueden entender y sé que se lograrán sentir conectados conmigo con estas palabras que digo.
Quiero comenzar con una conclusión, y tal vez un poco apresurada pero que para mi es lo que define la llegada de un gato a la vida de uno: ES SIMPLEMENTE MARAVILLOSA, la oportunidad de tener esta compañía en la casa, el ronroneo, sus pasos lentos y silenciosos, su mirada penetrante y sus saltos repentinos hacen que mi vida se sienta llena. Por lo que constantemente me hago una pregunta: ¿Quién no quisiera tener un gato? Si son adorables, tiernos, inteligentes e independientes. Seguramente habrán personas que dirán que no, pero en este espacio intentaré que cambien un poco la percepción y tal vez decidan tener una belleza como esta.
Mi Primer Gato
Para entrar en este espacio, les voy a contar un poco de como llegó mi primer felino a formar parte de mi vida unos años atrás.
Un día mi mamá me pide que la acompañe a la casa de una de sus tías. Cuando llegamos a la casa de ella, entramos y nos dirigimos hacia la sala. Justo ahí estaba este hermoso gato, sentado en uno de los sillones. En el momento en que lo vi sentí una conexión inmediata con él, pues se quedó mirándome apenas llegamos. De inmediato mire a mi mamá y le dije: “- Mamá, ¡yo quiero uno así!” Pero mi Mamá me dijo: “- Más adelante te compro uno.” Yo simplemente respire profundo.
Desde aquel día empezó mi conexión con este hermoso felino. No dejaba de pensar en que quería uno para mi. Curiosamente, unos días después de lo que les conté anteriormente, mi mamá sugirió regresar a la casa de mi tía, argumentando que necesitaban algo de nuestra ayuda. Aunque me pareció extraño, accedí a acompañarla sin dudar. En el momento en que llegamos a la casa de la tía me dijeron que jugara un rato con el gato (ellas sabían que yo moría por tener uno); así que mientras ellas hablaban yo me dedique a jugar un buen rato con él.
Pero todo se acabó cuando mi mami me dijo que nos teníamos que ir. En ese momento fue inevitable poner cara de tristeza, pues quería quedarme y seguir jugando con ese gato. En un momento de silencio mi mamá y mi tía dijeron algo que cambiaría todo: Allana, ¡el gato es tuyo! Y yo exclamé: ¡¿En serio?! A lo que acertaron con la cabeza. Imagínalo, salté de felicidad, abracé a mi mamá y le dije: ¡¡Gracias!!
Cuando recibimos el gato, mami preguntó si era Hembra o Macho, la respuesta de la tía, que no sabía de gatos dijo: “Es Hembra…” A los días le habíamos comprado todo rosa y la había llamado Duquesa, pero cuando la llevamos días más tarde al veterinario por primera vez nos dijeron: – “Es macho” jajaja… ya sabrán la cara de sorpresa que pusimos todos, (no sabíamos nada de gatos) – ¡Oh Dios Mio!, la expresión inmediata. Tuvimos que comprar de nuevo todo, pero esta vez azul. En ese momento le cambié el nombre a Draco.
Un gato siamés (que a veces tiene personalidad de perro) de 1 año y 3 meses, consentido, lindo, con unos hermosos ojos azules y unas increíbles garras. Es caprichoso a morir, hace drama cuando no le dan lo que quiere, se hace entender cuando quiere que le presten atención.
El amor que uno logra tener por un ser que no habla es impresionante, o dime si no, cuando hacemos cosas como soportarlos aún cuando te muerden los pies todos los días. O el hecho de renunciar a tu sueño para levantarte a las 2 am porque te están buscando para que les des comida. Eso hace que yo crea que el amor sincero existe y está en los animales, ¿cierto? No te dicen una sola palabra pero te demuestran que te aman solo con estar a tu lado. Son tu compañía y tu distracción. Hoy después de varios años lo sigo confirmando.
¿Te gustaría saber cómo es la vida diaria con mi gato, Draco? En mi próximo blog, te contaré cómo paso el día con él y te revelo sus galletas preferidas, su comida favorita y los juguetes que lo hacen saltar de emoción.